Cuando la noche se apodera del cielo de Córdoba,
un viento suave y tibio endulza los rincones,
con aromas de jazmín y de naranja.
El suelo desparece bajo un manto de polvo de oro,
brotan fuentes y manantiales de agua fresca en cada plaza,
y yo me siento a esperarte una vez más,
como todos estos siglos,
para perderme en la cántara que baila en tu cadera,
en los plateados eslabones que ciñen tu tobillo moreno,
para perderme en ese instante, en que, una vez más,
me muero con la mirada de tus fieros ojos negros.
Como todos estos siglos,
cuando la noche se apodera del cielo de Córdoba
1 comentario:
Me alegro mucho que hayas retomado este espacio tan tuyo.
Disfruta mucho de ese viaje que estas haciendo, es toda una experiencia!
Un Abrazo.
Sonia
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