25 de enero de 2011

Astazus (3.015 y 3.071m.)

Rescato aquí la gran jornada montañera que compartí con Alfonso, Karina y Asier, el pasado septiembre.
Ruta montañera por excelencia en gran compañía y un entorno incomparable.
El objetivo costó más de lo previsto. Confundimos el Collado de Astazu con el de Swan y eso hizo que en lugar de salir en medio de los dos "hermanos" para atacar al mayor, apareciésemos en la espalda del pequeño.
Como una (varias) imagen vale más que mil palabras, mejor verlo. Al turrón:

Con Alfonso y Karina

Restos del último alud de la primavera


La oferta es amplia



Llegando al embudo


Por fin en el Balcón de Pineta, con el espectacular glaciar del Perdido como telón de fondo


De camino hacia los Astazus. Aún no somos consciente de que el evidente Collado de Astazus nos confundirá.



Un descanso antes de atacar la pala final del collado de Astazus


Impresionantes vistas sobre el circo de Gavarnie desde Collado Astazus


Llegando a la cima del Petit Astazu (3.015m.)


Panorámica desede Petit Astazu


Asier en la cima del Gran Astazu (3.071m.)


Perdiendo altura para echar un bocado al resguardo del viento


Extraordinario restaurante


Aclaración gráfica para llegar al Gran Astazu por Swan; mucho menos expuesto que cresteando desde el Petit y que nosotros pasmos de largo sin percatarnos.


Lago de Marboré


Desandando el camino hacia el Balcón para en largo descenso regresar al mundo de los mortales


Despedida del jefe de estos parajes.

19 de agosto de 2010

Córdoba: Embrujo milenario

Cuando la noche se apodera del cielo de Córdoba,
un viento suave y tibio endulza los rincones,
con aromas de jazmín y de naranja.

El suelo desparece bajo un manto de polvo de oro,
brotan fuentes y manantiales de agua fresca en cada plaza,
y yo me siento a esperarte una vez más,
como todos estos siglos,
para perderme en la cántara que baila en tu cadera,
en los plateados eslabones que ciñen tu tobillo moreno,
para perderme en ese instante, en que, una vez más,
me muero con la mirada de tus fieros ojos negros.

Como todos estos siglos,
cuando la noche se apodera del cielo de Córdoba


















Arenas de Hielo



Cada pliegue de tu piel, cada curva sensual de tu cuerpo firme encuentro allá donde poso la mirada.
El hielo se transforma en arena cálida, tus pechos tiemblan como dunas y los valles fértiles son el espejo de tu vientre liso.
Vientre por el que serpenteo y discurro como el río que soy en busca de tu fragante musgo.
Manantial rebosante de leche, miel y pan caliente; que me embriaga y endulza; que me atenaza y me libera después para correr libre...
... como el río que soy.

18 de agosto de 2010

Taillón (3.144m.) Ascensión (27-07-09)

La jornada se prometía larga y apasionante y, desde luego, no defraudó. Ya a primeras horas el día se ofrecía radiante. El comienzo, en Bujaruelo, de postal.
Tras unas dos horas de remontar el inacabable valle de Bujaruelo, se llega al puerto, frontera natural entre España y Francia y primer contacto con la nieve en el flanqueo horizontal que bajo la pared norte del Taillón nos conduce hacia Sarradets

Llegando al cuello de Sarradets surge la primera gran visión de la etapa: Glaciar, Falsa Brecha, Dedo y Cima del Taillón.


Metros después, un panorama de ensueño: Gavarnie


Al llegar al refugio, la Brecha asoma en lo alto. Hay bastante movimiento en el lugar.


Cerca de la Brecha el agujero se magnifica. Impresionante lugar.


Tras cruzarla, el camino discurre paralelo al paredón del Bazillac. Cuando éste termina un capricho de la geología nos flanquea el paso.


La cima ya está al alcance de la mano, aunque es un decir pues aún queda más de media hora de esfuerzo.


Ahora sí, unos pocos pasos más y la cima será nuestra.


Panorama espectacular, difícil de describir...




La cima es siempre la mitad del camino así que muy a mi pesar, emprendo la bajada tras haber repuesto fuerzas. Las vistas que se ofrecen ahora siguen siendo de escándalo. Brecha y Casco.


La proa de la Brecha, como un barco varado, nos vigila altiva y majestuosa.


Regresamos sobre nuestros pasos sin entender de fronteras en este territorio y miramos por última vez tan atractivo lugar.


Despedida de Gavarnie y Sarradets...


... del paredón norte que antes quedó a nuestros pies


y reencuentro con el hito que nos señala el camino


de regreso al mundo de los mortales.

Ruta de primera magnitud; larga y dura tal y como se plantea aquí aunque, eso sí, inolvidable.

Faja de las Flores. Ruta circular 10-07-10

Partiendo de Casa Oliván, 1 km. antes de llegar a la pradera de Ordesa, nace el camino que nos elevará atravesando el Circo de Carriata hasta la boca de la Faja de las Flores.


En aproximadamente 45 minutos desde el comienzo el bosque queda atrás y se cruza el barranco de Carriata para seguir ganando altura por pastizales en dirección a las paredes del circo...


Y por extensión a las Clavijas de Carriata; menos fieras de lo que aparentan las imágenes.


Un esfuerzo más nos conduce al anfiteatro natural que es el pórtico de entrada de los llanos de Salarons.


Tras un cambio de dirección a la derecha se afronta una breve pedrera que nos saca a la entrada de la Faja de las Flores.


Comienzo del objetivo de la jornada. Expectacular camino sobre más de 1.000 metros de cortada.


El amigo Asier se asoma al abismo.


Una piedra en el camino...... que se pasa por debajo!


Panorámica sobre Carriata y el tramo de faja recorrido




La salida a Cotatuero pone fin a la Faja de las Flores con un panorama de primer orden.


Unos curiosos amigos nos vigilan desde la retaguardia.


Y tras reponer fuerzas, emprendemos el penoso descenso en dirección al barranco de Cotatuero.


Junto al desplome de la cascada se encuentran clavadas sobre el vacío las vertiginosas Clavijas de Cotatuero. Con cabeza y serenidad, aunque sin olvidarnos de disfrutarlas, se superan sin problemas.




Desde ellas sólo queda poco más de una hora por majestuoso bosque hasta llegar a la pradera.
Circular exigente, muy completa, con pasos expuestos aunque con un panorama de primer orden. De lo más expectacular que se puede encontrar en el Pirineo por debajo de las grandes cimas.